martes, 24 de marzo de 2009

RiTmEaNdO

Estudios de pedagogía musical coinciden en que la iniciación del ritmo debe hacerse a través del lenguaje y del cuerpo. A partir de él se trabaja y se desarrolla la percepción, improvisación, creatividad, la grafía musical y la lectura. Los conceptos a tratar serán: el sentido del tiempo, del compás binario y ternario, acentuación, duración de los sonidos y la diferenciación entre el tiempo y el ritmo. Los juegos por medio del “eco” o improvisando a modo de “pregunta-respuesta” con el lenguaje (nombres, rimas, poesías, adivinanzas, trabalenguas…) fomentarán el sentido rítmico. El pulso es el concepto más básico que existe, podemos poner ejemplos de “pulso constante” mediante analogías como el bombeo del corazón, el goteo del grifo o el tic-tac del reloj. Además podemos marcarlo en partes del cuerpo al cantar, andar el pulso o tocando en instrumentos de pequeña percusión. Asimismo podemos representar los pulsos con plicas de figura de negra en la pizarra mientras cantamos una canción. Una vez establecido el pulso diferenciaremos entre los pulsos fuertes y débiles. Esto lo podemos hacer a través de ostinatos corporales o con los instrumentos percusivos y representando el acento debajo de las plicas de negras que escribimos antes. Después se añaden las líneas divisorias, la doble barra y la medida. Respecto a la duración de los sonidos el modo más fácil para introducir el ritmo es a través de la letra de las canciones. La rítmica nos lleva al primer contacto con la improvisación, primero con el cuerpo, luego con instrumentos de pequeña percusión y finalmente con el estudio de la lectura rítmica. Así llegamos a la grafía musical y a la lectura de las notas. La dificultad de las diferentes actividades irá en aumento según el momento evolutivo en el que se encuentre el alumnado. Es indudable que éste muestra mayor disposición hacia actividades que dinamizan más la clase, por ello la lectura musical apoyada en procedimientos activos proporcionarán un aprendizaje más funcional y duradero. En la entrada siguiente se presenta una propuesta de actividades rítmicas que podemos llevar a cabo en el aula.

sábado, 7 de marzo de 2009

Dooo, Reee, Miii...


El canto colectivo es la mejor forma de comienzo en la educación musical. En música, un alumno debe poseer la habilidad de cantar canciones y de expresar ideas musicales. La Metodología Kodály es conocida por su énfasis en los aspectos melódicos, armónicos y auditivos y por el uso de la participación activa para descubrir cada nuevo concepto en vez del acercamiento teórico de los métodos antiguos. La grandeza de esta pedagogía es lo completa que es, desde iniciar el amor por la música en un niño de párvulos hasta analizar las voces en una fuga de J. S. Bach con el solfeo relativo. Propone el uso de la música folklórica como base inicial que abrirá camino a la aplicación y mejor comprensión de la música clásica.
Cuando un alumno entra en el Conservatorio corresponde fundamentalmente a la asignatura de Lenguaje Musical la enseñanza de la entonación, lectura, escritura, creación y audición, ésta debe tener carácter constructivista llevando a cabo un proceso acumulativo cuya dificultad irá en aumento según el momento evolutivo en el que se encuentre el alumnado. Esta idea la manifiesta así Violeta Hemsy de Gainza:”Los contenidos del aprendizaje se irán ampliando en círculos concéntricos cada vez mayores
en vez de progresar en un sentido lineal”. Por tanto, para introducir al alumnado al canto, las exposiciones de los contenidos deberían ser siempre mediante canciones. Para Kodály la enseñanza de las canciones de oído es la base de toda pericia musical. Además, la memorización de la letra facilita la retención y asimilación de la melodía. Los niños primero aprenderán por imitación y ésta les llevará a desarrollar la creatividad. Por ejemplo, la canción Ambó Ható, nos sirve para trabajar la negra, doble corchea, la anacrusa, el compás binario y el concepto de agudo-grave.
Por tanto, con esta minuta, se invita a que en nuestras clases siempre aflore el canto y la entonación a primera vista, que se embellezca éste con ostinatos, cánones y ejercicios sencillos a dos voces, practicando diferentes inflexiones y timbres que ayudan a modular la voz en el canto.